Soy la mujer
que ama los territorios prohibidos de tu selva
Soy la mujer
de agua y fuego encendida en tu árbol
Desnuda como
dríada me posee tu roble
oculta entre
tus ramas me alimenta tu voz
Reptando en
los jardines de tus profundos bosques
entregaré mis muslos al abeto robusto de tu cuerpo
Ninfa herida
de muerte con la ternura de tu espada
Fluiré de
placer entre el suave musgo de tu pecho nevado
entre los
dos fuertes olivos de tus brazos
que hacen
temblar la piel de mis insectos
Tú, dios que
fecunda mi ciruelo
exhala el
vino blanco de tu aliento sobre la fauna salvaje de mis ríos
yo te daré
mi corazón marino
tú, la eternidad
de los crepúsculos
y tus semillas inundarán mi cauce hasta
explotar la luz de mis orgasmos
cuando sobre
mi agonía más intensa te levantes triunfante y bendecido
como un alce
gimiendo de placer sobre mi templo
Hombre que me
amaneces desnudo en mis entrañas
déjame beber
la savia dulce de tu caña amorosa
déjame arder
con el aroma de tu sal en mi lengua
seré la
hembra inmersa en la humedad lasciva de tus bordes
Lobo
estepario que penetra la voz de mis poemas
Vacíame de soledad
Lléname con
tus deseos
y pletóricos
ambos de universo
crearemos nuestro
ígneo lenguaje
con toda la
innombrable obscenidad del cosmos
Tú amarás la
humedad de mis cavernas
yo amaré la
dulzura de tu esperma
Al final de
este viaje me dormiré de amor en tus raíces
mientras tú
te acurrucas como un niño en las cálidas costas de mi sueño
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